«Che Jorge, mirá lo que hace Gonzalo»

Para ponernos en contexto, casa de los Ferrand en Pucusana, un sábado de Febrero en los noventas.

Me desperté temprano, se me complica dormir hasta tarde en la playa. Bajé del camarote, salí del cuarto sin hacer bulla y antes de terminar de llegar al pasadizo, me silbó muy bajito Derek (clásico ese silbido, pasaron muchos años y lo seguimos usando). Miré hacia su cama, hizo unas señas que no entendí. Salí igual, no quería despertar a Gonzalo, hoy se definía el campeonato nacional de motonáutica y era mejor que descanse un rato más. Gonzalo era el actual campeón y buscaba el título por segundo año consecutivo, algo que nunca antes se había dado. Yo era el narrador oficial de la carreras, era divertidísima esa chamba, me ponían una torre dentro del agua y desde ahí narraba las hazañas de Gonzalo y los esfuerzos rivales tratando de superarlo.

Llego a la terraza y me encuentro con mi tío Jorge.

– ¿Che Plomito, como andas? Te levantaste temprano.

– La cama me bota tío, y un poco de ansiedad por hoy.

– ¿Ya tenés todo listo para la narración?

– Todo listo, tengo la información de auspiciadores y de pilotos.

– Hacelo serio hoy, no me vengás con esa imitación a Marcelo Araujo por favor.

– Quédate tranquilo tío, todo bien y además hoy ganamos.

Es muy detallista Jorge, no le gustaba la improvisación y revisaba el mismo, todos los papeles. Terminó con eso y fue al camión de las motos para comprobar una vez más la puesta a punto.

Aproveché la mañana para meterme al mar, no hay tanta gente temprano en el agua. Pensé mucho, en esa época no tenía muy claro que quería hacer, no estaba contento con la universidad, la magia recién asomaba y mi vida sentimental era un desastre.

Un rato después estábamos en la mesa tomando desayuno y Gonzalo proyectaba esa seguridad que estoy seguro es el factor especial que lo hacía ganar siempre. Nos reímos una vez más de su “dieta balanceada y las tres horas diarias de ejercicios”. En una entrevista el había declarado eso y sin embargo estaba en la mesa ya por el quinto o sexto pan con jamón. No necesitaba dietas ni gimnasios, el tenía el fuego sagrado. Trepado en esa moto se sentía invencible, a la hora de la partida ya tenía la mitad de la carrera ganada.

Dereck le dio los últimos toques a la moto, Gonzalo metió algunas vueltas al circuito, yo hice la prueba de sonido y Jorge supervisaba todo desde su silla en la orilla de “La Hiesera”.

Antes de una carrera todo es caos, gente apurada de un lado al otro, gritos, repuestos que faltan, coordinaciones de última hora. En la playa, amigos, público, vendedores y el clásico “helao glacial helao”.

Ahí en medio de la revisión técnica y los nervios de los pilotos que en unos minutos serán despedazados por Gonzalo, aparece el típico participante que quiere ganar en mesa, no recuerdo el apellido pero si el nombre, Mario. Presentó una tacha en contra de Gonzalo a la comisión de carrera, por incumplimiento de la cláusula suscrita en el protocolo de Lake Havassu, en concordancia con el reglamento interno de la federación internacional. Cualquier cosa, algunos infelices ya no sabían que hacer para evitar el bicampeonato del Ferrand Racing Team. Hacen causa común y deciden penalizar a Gonzalo con una vuelta. El tió Jorge estalla de cólera, Dereck no se da ni cuenta de lo que pasa y el campeón me mira y sonríe. Sonríe el hijo de puta, lo multaron y sonríe. Me dice al oído, “Con vuelta menos o con vuelta más, así sumen sus puntos o me quiten el motor, igual los voy a destruir”

Ya es de noche, estamos en la mesa comiendo un arroz con pato a la chiclayana bastante bueno, preparado por mi tío Jorge. Dereck no deja de mirar a la hermana de Gonzalo, este habla por celular con su enamorada y yo sigo pensando que carajo voy a hacer con mi vida.

En el medio de la mesa el trofeo, una vez más campeón, con una vuelta de castigo y con una bujía menos desde la mitad de la carrera.

2 comentarios en “«Che Jorge, mirá lo que hace Gonzalo»

  1. Hola Plomito! Recién acabo de llegar a casa después de la universidad, aquí son las 23:50 en Temuco. Llegué, subí las escaleras rumbo al segundo piso a ver a mi querida mujercita dormir profundamente tras haber tenido un día muy estresante porque le tocó exponer una materia complicada en su universidad. Me puse pijama y como quien no quiere la cosa le di una ojeada al Facebook topandome con un relato que me invito a seguir leyéndolo en un tu blog (no sabia que tenias uno) tengo a mi gata ronroneandome en el pecho como diciendome: Hola! y mientras descanso y me acomodo en la cama te escribo unas lineas para saludarte compare. Estaré desde ahora pendiente de las cosas que escribas por aqui. Saludos querido amigo, un fuerte abrazo desde el sur del contienente.

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    • Amigo, que bueno que me lees y me sigues por acá también. Son anécdotas e historias de este loco camino en la magia. Te mando un abrazo y me pongo muy feliz de recibir noticias tuyas y saber que en un rincón de Temuco hay un Peruano contento por otro Peruano. Fuerte abrazo y buena vibra para ti y tu familia.

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